Salvo contadas excepciones, me suelen dar miedo las inauguraciones de restaurantes y más aún cuando éstas son “a bombo y platillo”! La verdad es que suelo evitarlas porque, al margen de que el restaurante tenga un interiorismo tal o cual, la comida generalmente decepciona…
Pues bien, Marieta es la excepción que confirman la regla. A parte de ser un local eso… de moda… la comida no deja indiferente.
Platos sencillos pero bien terminados, llenos de sabor y maravillosamente presentados en los que se nota que hay voluntad de hacer una cocina sincera, sin pretensiones pero de una gran calidad.
Ejemplos de lo que os cuento son las croquetas elaboradas con una bechamel impecable, las berenjenas con un rebozado sutil y nada grasiento acompañadas de humus y miel de caña, las finísimas pizzas con ingredientes distintos como la de alcachofas y mortadela trufada, el sushi de rabas de calamar, el tartar de atún rojo y como colofón un roastbeef cuya salsa está a la altura de las que se hacen en los grandes restaurantes.
Y es que en la cocina hay gente que sabe lo que hace gracias a haber estado en escuelas de la talla de Martín Berásategui o Zalacain.
Los postres siguen la estela del bien hacer de la cocina de Marieta. Una tarta de queso como pocas he probado.