Mis dos últimas cenas han sido pura felicidad. Cada vez es más común encontrar restaurantes bonitos con menús cortados por el mismo patrón y materias primas nada excepcionales. Pues bien, NO es el caso de los dos últimos restaurantes en los que he estado.
El primero es Hortensio, un pequeño restaurante donde no falta detalle: manteles de hilo, servicio estupendo, pequeños centros de rosas en las mesa y lo más importante una cocina impecable, equilibrada y que cambia con las estaciones. Su cocinero, Mario Valles, formado en Francia (aunque también pasó un tiempo en el Celler de Can Roca) ha sabido imprimir el buen gusto francés en este pequeño restuarnate de la calle Marqes de Riscal.
Maravilloso todo lo que comimos: las ostras con leche de tigre y brotes marinos, el huevo poché con crema de topinambur y rebozuelos, los chipirones rellenos de apio nabo y ajo negro y el solomillo de vaca austriaca.
Los postres también espectaculares: torrija de brioche con helado de vainilla y bombones en tempura.
Otro gran restaurante, al que hacía mucho que no iba y se sigue comiendo tan increíblemente bien como siempre es La Buena Vida. Cocina 100% basada en la mejor materia prima. Probablemente por eso lleven 15 años abiertos y es que Carlos y su mujer Elisa saben lo que hacen y son unos apasionados del buen producto. Todo espectacular: gazpacho con carabinero a la plancha, ensalada de tomate con cebolla gallega, tournedos al marsala, unos sepionets con tirabeques de morir de emoción, un revuelto de chantarelas insuperable y un rodaballo salvaje buenísimo. Y de postre tarta de queso!
Hortensio
Calle Marqués de Riscal, 5
910 02 35 54
La Buena Vida
Conde de Xiquena, 8
91 531 31 49